Historias de Los Diez Salvajes es una serie compuesta por el escritor Patrick Kindlon que explora las aventuras y las proezas de los pilotos de robot que se aventuran, en busca de un nuevo destino, hasta un grupo de planetas desconocidos llamados Los Diez Salvajes. Continúa leyendo para explorar las primeras de estas historias sobre el universo de War Robots: Frontiers.
La galaxia depende de una tregua muy frágil. Desde el fin de las Guerras de Caminantes, las corporaciones rivales se han instaurado en un tenso armisticio. Cada facción tiene una legión de máquinas de guerra preparadas, y solo hace falta una simple orden para que se produzca un conflicto capaz de sacudir la civilización. Pero esa orden no tiene lugar. Con mucha para perder y mucha debilidad para ganar, los siglos han pasado sin resolución alguna mientras los pilotos que velaban por la paz desaparecieron de los recuerdos, pero no de las leyendas.
Cientos de años después, una emergente tecnología reabre viejas heridas. Las puertas del mundo permiten que la humanidad viaje hasta el lejano espacio desconocido hacia nuevas tierras que conquistar. Las corporaciones, tras llamar a filas a mercenarios dispuestos a correr grandes riesgos a cambio de recompensas aún más grandes, alistan a una nueva generación de pilotos de robots de guerra para que se unan al combate en los distantes mundos de Los Diez Salvajes.
Muchos contestaron a la llamada.
El viaje a través del abismo del espacio es peligroso, pero al otro lado yace la promesa de una vida mejor. En esta distante frontera, las viejas lealtades quedan en el olvido y lo único que queda es gente fuerte preparada para poner a un lado su pasado por un futuro mejor. Para la mayoría, es un viaje solo de ida hacia un nuevo comienzo..., pero eso tiene un coste.
Para muchos de los que vienen a Los Diez Salvajes, esta nueva vida requiere de trabajar para unas corporaciones que preferirían olvidar. El largo brazo del viejo mundo, compuesto de los conocidos como corpos, capos, ministerios, o pulgones, según la parte de la galaxia de la que provengas, llega hasta aquí, a los confines del espacio. La cooperación es ineludible, pero, en Los Diez Salvajes, los pilotos pueden definir sus propias reglas. En su lugar de procedencia, las facciones insisten en que los ciudadanos les juren lealtad. Sin embargo, los soldados en el otro extremo de la galaxia piensan de otra manera. La guerra en Los Diez Salvajes es un mercado de proveedores, pilotos y profesionales. Hay un trabajo que hacer y, les guste o no, se necesitan entre ellos para hacerlo. Los pilotos son sicarios, pero no rivales acérrimos. Entre ellos, la caballería es la norma y cualquier hostilidad se resuelve en el campo de batalla.
Luchar en Los Diez Salvajes no es una tarea individual. Es necesario trabajar en escuadrones o en equipos de combate robot para ir a puntos críticos para mantener el control de algunas zonas, tomar posiciones y llegar a casa con vida. Aquí, cada robot tiene un rol que cumplir. Los robots acorazados pueden usarse como escaramuzadores en la vanguardia, mientras que las unidades más ligeras pueden hacer tareas de exploración o de francotirador a distancia. Colaborando, los escuadrones más veloces pueden acabar con sus rivales como si de manadas de animales se tratase. En Los Diez Salvajes, en todas las batallas hay alguien que gana y alguien que pierde.
Hacer que los robots sigan luchando es otra historia. Puede que los robots más modernos escaseen en los confines del espacio, pero la ingenuidad no. Las modificaciones son un estilo de vida y, normalmente, son el único modo de hacer que los robots sigan funcionando. Todos los mercenarios son ingenieros aficionados o mecánicos con una visión concreta del robot perfecto. Cada robot de guerra es aquello con lo que su piloto sueña, ya tenga una mayor agilidad, una mayor potencia, una armadura mejor blindada o, simplemente, un toque más personal.
Nadie sabe cuándo o dónde se construirá la próxima puerta del mundo. Ahora mismo, los planetas habitables de Los Diez Salvajes lo son todo para todo el mundo mientras el conflicto estalla. Cada vez que una facción reclama un lugar, alguien intenta reclamarlo detrás y, como es de esperar, comienza la batalla. Las corporaciones ven esto como una situación en la que nadie gana. Bajo su punto de vista, esto no es una lucha por los territorios, sino una lucha por la supervivencia. Para los piloto de robot, es una oportunidad de volver a ser leyendas.
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